25/9/07

UTILIZACIÓN TERAPÉUTICA

Los Mandalas y su utilización terapéutica

A menudo estamos nerviosos, padecemos dolor de cabeza y tensiones, estamos deprimidos
y reaccionamos de forma agresiva sin ningún motivo.
Estos son signos de alarma que el alma exterioriza y significan que el individuo está desbordado,
que debería descansar y buscar algún medio de relajación.
Los afectados no son sólo los adultos, sino que cada vez hay mas niños nerviosos y con problemas
de falta de concentración, o que sufren trastornos del comportamiento y desarrollo causados por su estado anímico. Estos síntomas son el signo de que el ser humano ha perdido su unidad interior.

Causas físicas-anímicas de discordancia

Existen numerosas causas de discordancia que nos pueden afectar: en los adultos se deben al estrés producidos por motivos profesionales y económicos o por las relaciones de pareja. En los niños se debe a las mayores exigencias escolares, al poco tiempo que pasan con sus padres y, naturalmente, al contacto más asiduo con los nuevos medios. Actualmente, casi todas las familias tienen televisor y computadora que asumen cada vez más el papel de único interlocutor, pero que no ayudan en absoluto a la relajación tan necesaria, después de un duro día de trabajo o de escuela. En lugar de ayudar a encontrar la tranquilidad para restablecer la mente y el alma, contribuyen a alterar los nervios, ya de por sí en tensión.
En algún momento, se llega a un punto en el cual nos sentimos agotados, paralizados y lejos de nuestros verdaderos deseos y necesidades. Las consecuencias de este aislamiento del propio Yo son los miedos, depresiones, dudas, inseguridad e incapacidad de tomar decisiones, lo cual, en ocasiones, es acompañado de una disminución del rendimiento laboral o escolar.

En busca de nuestro Yo perdido

Existen varias posibilidades de devolver a nuestra alma la armonía, de reencontrar la unidad desde este desmembramiento. Estas posibilidades comprenden desde los ejercicios de relajación y respiración hasta la terapia psicologógica.
Sin embargo, y de manera creativa, podemos hacer algo por nosotros mismos pintando mandalas y recuperar así la salud paso a paso. Estas imágenes circulares están almacenadas en el inconsciente de cada uno de nosotros. Vuelven a reunir las fuerzas dispersas de la mente y el alma. Los mandalas ya se encontraban en las antiguas civilizaciones y también en los llamados pueblos primitivos. Estos, intuitivamente, sabían calmar su mente y su alma con la ayuda de imágenes circulares, como un camino para acercarse de nuevo a la propia naturaleza.
Los mandalas ejercen su efecto mediante la meditación. Podemos aprender este método de autoconcientización mirando los mandalas con calma y dejando que actúen, o rellenado sus formas con colores. Este método ayuda concentrarse, a descubrirse nuevamente, a encauzar los procesos interiores y, así, curarse uno mismo.

La meditación con los mandalas. El descubrimiento del mundo interior.

Entre las técnicas de la psicoterapia encontramos la meditación con los mandalas como un ejercicio de relajación metódico.
Carl Gustav Jung estudió exhaustivamente el efecto curativo de las imágenes circulares en el alma. Confirmó que pintar mandalas ofrece tranquilidad y sosiego tanto a los psiquicamente sanos como a los enfermos.
El trabajo con mandalas da un resultado especialmente positivo en niños inquietos, nerviosos y difíciles, ya que en ellos la barrera de complejos que obstaculiza el pintar es menor que en los adultos. Las personas a las que les agrada dibujar y crear nuevas formas, experimentarán una profunda satisfacción cuando estén pintando mandalas y con ello descubrirán un mundo muy especial, así como todas las facetas de su interior y sus posibilidades de desarrollo.

PENSAMIENTO HOLÍSTICO

En nuestra sociedad occidental, rara vez pensamos en “redondo” o en totalidades (holísticamente).
Tendemos a pensar de una forma lineal, yendo “del punto A al punto B”.
Los mandalas son expresiones de nuestra necesidad innata de totalidad y unidad. En épocas de enfermedad, crisis personales, depresión, divorcio, guerras y desastres, tendemos a perder nuestro mecanismo de dirección interior cuando, de hecho, lo que necesitamos es que el descanso, la tranquilidad y la reflexión regresen a nuestras vidas, a nuestro centro.


El mandala como reflejo de la vida interior

El mandala representa el proceso de asimilar elementos importantes en la vida que a menudo siguen siendo inconscientes, aunque estén prácticamente en la superficie de la conciencia. En realidad, el mandala es una expresión del microcosmos que se representa dentro de la persona y se revela en las formas, los símbolos y los colores presentes, y en su contexto combinado. El mandala funciona como un punto focal, como una lente que está enfocada en el interior y que refleja cualquier cosa que se esté representando en la psique en un momento dado. Cuando esto ocurre, el mandala es un reflejo del alma.
Por lo tanto, el proceso de asimilar y transformar imágenes inconscientes se expresa en símbolos que aparecen durante el desarrollo del mandala. Cuando estamos haciendo uno, es bueno tener en cuenta que, una vez que este proceso se ha iniciado, en ocasiones es difícil detenerlo. Pero tampoco sería inteligente hacerlo, porque a menudo este proceso marcará también el comienzo de una nueva etapa en la vida, una época durante la cual se pueden experimentar, manejar y posiblemente resolver conscientemente cosas que están ocultas en lo más profundo del inconsciente. Podemos reconocer pautas básicas y temas recurrentes como un hilo que pasa por la vida de todo el mundo y que nos une. Así pues, al hacer un mandala o contemplara el de otra persona experimentamos imágenes que pueden ayudarnos a ser una totalidad, imágenes que evocan los poderes de transformación. Estos poderes pueden iniciar un proceso de toma de conciencia, de modo que es posible que nuestra vida dé un giro completamente distinto.

El simbolismo de los diseños y los colores en un mandala no tiene que ser inmediatamente visible y consciente. En una etapa posterior puede hacerse repentinamente evidente lo que significan en ese contexto un determinado símbolo y una forma o un color particulares.
Mientras uno trabaja en un mandala, afloran todo tipo de sentimientos: paz interior, contento, amor o alegría; sin embargo también pueden aparecer el enfado, el miedo, el odio o la ira. Cuando uno se permite tener estos sentimientos y emociones, entonces puede experimentarlos conscientemente para tener la oportunidad de procesarlos o transformarlos. Ése es el efecto totalizador de un mandala. Para crear una conciencia abierta e intuitiva mientras uno está haciéndolo, es importante alcanzar un estado de ánimo meditativo y reflexivo. Puedes facilitar esto asegurándote que no haya interrupciones y de que tu respiración sea regular. Una música agradable de fondo, encender velas o incienso, o vaporizar aceites esenciales también contribuirá a crear la atmósfera adecuada.


Dos preguntas de iniciación:

¿Debo hacer el mandala con un plan previo o sin él?

Todo es posible. En principio, no es tan importante cómo crees el mandala. El resultado siempre será la expresión de lo que se está representando en tu psique. Aún así es cierto que un mandala hecho de una forma totalmente intuitiva y sin un plan previo puede contener más aspectos creativos y símbolos más significativos que uno pensado de antemano y que, por eso mismo, probablemente estará más estructurado aunque ocurre con frecuencia que una persona ve un mandala en una meditación o un sueño y luego intenta plasmarlo.

¿Dónde se encuentra el punto de partida para un mandala? ¿Va desde el centro hacia el exterior o desde el círculo exterior hacia el centro?

Esto marca una diferencia. Un mandala realizado desde el centro hacia afuera libera una energía interior oculta que desea manifestarse en el mundo exterior: el Ser se da a conocer y se vuelve visible; un mandala que se inicia en el círculo exterior estará más dirigido a la introspección, a reunir energía dispersa y a centrar pensamientos e ideas.


Anneke Huyser
“El libro de trabajo de los mandalas
para el descubrimiento de uno mismo”
Ediciones Obelisco

CIRCULO MÁGICO

Círculo mágico de Mandala
(Sanskrit)

En Jung, el símbolo del centro, de la meta, o del uno mismo como totalidad psíquica; uno mismo-representación de un proceso psíquico del centro; producción de un nuevo centro de la personalidad.
Esto es representado simbólicamente por el círculo, el cuadrado, o la "cuaternidad ", por los arreglos simétricos del número cuatro y sus múltiplos.

Mandala perturbador:
Cualquier forma que se desvía del círculo, del cuadrado, o de la cruz igual-armada, o que número básico no sea cuatro o sus múltiplos.

En C.G. Jung esta forma de símbolo debe ser encontrada no solamente en nuestro interior sino también en el exterior. Esto no es mas que el Dios interior que suele manifestarse en un proceso de cambio.

Los mandalas se encuentran en todas las edades y culturas por ser un producto arquetipal del Ser Humano.

El arte espiritual de los Mandalas se originó en la India, y es una herramienta fundamental para la meditación. Su nombre quiere decir "círculo", y todos llevan en algún lugar de su estructura esa figura geométrica. Son dibujos que contienen infinidad de otras formas geométricas: diversos colores y contenidos que representan aspectos del mundo sutil, espiritual o mágico de quien los concibe.
Dentro del yoga la práctica de los mandalas cumple un rol muy útil para los estudiantes ya que, les ayuda a ver claramente los aspectos internos de su vida que deben ser ordenados tanto al nivel de sus centros de energía sutil (chakras), como de su vida material, psicológica, emocional, vocacional y espiritual.
En todas las grandes culturas de la antigüedad, ligadas a la espiritualidad y a la transformación, el círculo representaba lo "eterno, trascendente y absoluto".
El psicólogo suizo Carl Gustav Jung, dedicó parte de su obra a estudiar estos símbolos lo cual se puede ver en su libro “El secreto de la flor de Oro”, donde realiza un profundo estudio sobre los mandalas y su influencia en el inconsciente.
Los mandalas condensan y centralizan las energías del cosmos y de las personas, dándole un sentido armonioso a cualquier situación de caos y confusión, lo cual abre puertas hacia la propia sabiduría espiritual. Es una forma muy efectiva y poderosa de ordenar armoniosamente las energías, ya sean del cosmos, o simplemente de las personas.
Existen cientos de mandalas, algunos de ellos son propios y naturales del universo. Otros son creados a nivel del inconsciente colectivo, de la sabiduría espiritual o de la propia psiquis individual. Algunos mandalas naturales son: los remolinos o vórtices de agua, de viento, la Vía láctea, el sol, la luna, los planetas, etc. Algunos espirituales son por ejemplo: en China el ying y yang, los trigramas del I-ching (el libro de las mutaciones). En la India el símbolo del mantra Om y el Sri Yantra. En América precolombina el Calendario Maya y el símbolo del Kultrún: el tambor ceremonial de las Machis mapuches.

ORDEN NATURAL


Mandala: arquetipo de la vida y símbolo de la creación

El circulo: reflejo del orden natural

Encontramos mandalas a cada paso.
Cada uno de nosotros los ve diariamente, sólo que muchos no sabemos que se trata de uno de los símbolos
que nos ha sido dado como un arquetipo que nos influye.

Observemos la naturaleza y nuestro entorno:

- En un lago un pez salta del agua: allí donde se sumerge de nuevo se forman círculos que van aumentando su tamaño.
- Las margaritas llevan una corona blanca de destellos alrededor de un centro amarillo.
- Un nido de pájaros redondo sobre una rama
- Una telaraña en donde brillan gotas de rocío
- El sol, la luna y las estrellas emiten sus rayos desde el cielo mientras se mueven en círculo
- Un grupo de niños juegan saltando a la soga o haciendo rondas
- Un copo de nieve observado con una lupa contiene un circulo concéntrico que es el carácter simbólico y eterno de un mandala
- Las células humanas tienen la forma de un circulo


Cada una de estas formas que nos da la naturaleza rodea un centro ordenadamente. Desde este se reparten o dispersan otras formas y líneas hasta el borde del circulo. Los mandalas reflejan de una manera misteriosa el orden de la naturaleza o, desde un punto de vista religioso, la creación.

La forma del mandala representa también lo inexplicable, ya que la imagen expresa lo que está más allá de nuestra capacidad de percepción.

Los mandalas no sólo contienen nuestros sueños, también nos abren la posibilidad de una comprensión más profunda de las cosas.

Elementos básicos estructurales

Círculo: símbolo del cosmos, la eternidad y totalidad.
Cuadrado: representa la Tierra y el mundo construido por el hombre.

-El mandala empieza y finaliza en un centro (bindu)
-Desde este centro salen todas las formas que podemos ver en el mandala como rayos o círculos alrededor de este centro
-El punto central está rodeado por un circulo
-En un mandala todas las formas geométricas como cuadrados, círculos o líneas están conectadas entre sí.


RESEÑA HISTÓRICA

Los mandalas en las culturas, las religiones y el arte

Introducción

Cuando el hombre empezó a pintar y a componer los primeros mandalas, se inspiró de forma intuitiva en los ejemplos de la naturaleza. Con independencia de los vínculos culturales y de las épocas, el ser humano ha conocido los mandalas y ha estado conectado a ellos desde su interior.

Europa

Prehistoria

- Cueva de Lascaux en el Rosellón (sur de Francia)
- Construcción megalítica de Stonehenge (plaza sagrada de los druidas célticos)

Edad Media y Moderna

- Rosetones de las iglesias góticas
- Cúpulas renacentistas
- Laberinto de Chartres
- Castillo Castelmonte de base octogonal, construido por Fiedrich, el Staufer (Barbarroja)

Asia

China

- Bases circulares de templos y cementerios
- I Ching: círculo Wu Gi (“el primer origen” o “el no comienzo”)
- Pakua
- Yin-Yang

India

En ninguna de las religiones el ritual del mandala está tan intensamente representado como en el budismo que se practica en la India occidental, en especial en la Tandra o Tibet. En el arte budista los mandalas están representados tanto en las imágenes como en la arquitectura, en forma de lugares santos.

- Boro Budur en Java: lugar de peregrinación. Se eleva en forma de terrazas escalonadas, por medio de las cuales el creyente sube hasta un punto central que es la cima. Durante el ascenso, se inicia un proceso en el alma que desemboca en la unión espiritual entre el propio Yo y el cosmos.

Australia

Los aborígenes pintan con sus lanzas inmensos círculos en la tierra fértil, que pueden ocupar hasta una hectárea. Con este ritual de conjuro se pretende conservar todo aquello que vive.

América

- Los Navajos (Norteamérica) curaban heridas y enfermedades orgánicas con mandalas de arena de colores sobre el cuerpo del enfermo.